(Español abajo)

Photo is from the Museum of the Temple, in Jerusalem. The apostle Paul says of the return of Jesus: “For the Lord himself will come down from heaven with a commanding shout, with the voice of the archangel, and with the trumpet call of God.” Events at Asbury and other places around the country and even the world recently have awakened a call to repentance, exalting God and seriously considering our eternal destiny. So I decided to take the part of a tribute to my Dad, who passed away December 20, 2022, that I wrote and shared at his funeral which focuses in on this and share it here.

When we all stand before God after we die, it is not about us, it is all about Jesus. Many people will try and make it about themselves, and say they tried to live a good life. But good deeds do not erase our sins. God is holy, perfect and we can only enter into His presence if we are sinless. But the Bible says that all sinned and come short of the glory of God. That is why God sent Jesus to die in our place, to take the punishment we deserve. As a result, as we bow down to Him, surrender to Him, trust him and confess our sins to Him (turn our back on sin mentally and physically), God erases all our sins and makes us worthy to enter into His holy presence. If there is any other way to God than through what Jesus did for us, then Jesus died in vain. It is impossible to come before God on our own merit. It is all about Jesus.

This is what Christmas is all about. Maybe the best Christmas verse is: “For God so loved the world that He gave His only begotten son, that whoever believes in Him will not perish, but have eternal life.” Eternal life. Our hope. Because of Jesus. The next verse says: “For God did not send His Son into the world to condemn the world, but that the world might be saved through Him.” Our sins were going to separate us from God, but Jesus came so that God can forgive and accept us.

Now, on this earth, once we give our lives to Jesus and trust him, the Bible says we become born again, are a new creation, we receive the Holy Spirit, and it is through God’s power and help that we are then able to do things that please Him, to do good deeds and truly love Him and other people.

But when we stand before God, it is all about Jesus, not about any good we did in this world. The most important of God’s commands is that we accept this free gift of grace that God gives us out of His love. How can we say that we love God with all our heart, soul, mind and strength if we reject His most precious, costly gift, Jesus? So it all comes down to Jesus. He is our hope and assurance. Jesus, all the apostles and most of the prophets suffered and died for following God. But they lived in hope, the assurance of knowing God loved them and that they would be with Him forever and ever.

Jesus boils this down in John 14. In verse 1-2, He says: “Don’t let your hearts be troubled. Trust in God, and trust also in me. There is more than enough room in my Father’s home. If this were not so, would I have told you that I am going to prepare a place for you?” Then in 14:6: “I am the way, the truth, and the life. No one can come to the Father except through me.”

Life may be hard for you now, but if you have surrendered your life to Jesus, He is with you and can fill you with peace, joy and hope. He has also prepared a place for you and will lead you into the presence of God. So when we stand before Him in that final day we must not make it about ourselves, for on our own merit we cannot stand before God. We can only stand before Him because of what Jesus did for us. Many verses proclaim this, but here is what Titus 3:5-6 says: “he saved us, not because of the righteous things we had done, but because of his mercy. He washed away our sins, giving us a new birth and new life through the Holy Spirit. He generously poured out the Spirit upon us through Jesus Christ our Savior.”

Español:

La foto es del museo del Templo en Jerusalén. Recuerden lo que dice el apóstol Pablo del regreso de Jesús: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo.” Compartí el mensaje de Jesús con mi papá unas dos semanas antes que murió y lo siguiente es más o menos lo que le dije.

Cuando lleguemos ante Dios al morir, no tiene nada que ver con nosotros, la única cosa que importa es Jesús. En aquel tiempo mucha gente va a tratar de poner el enfoque en ellos mismos diciendo que trataron de vivir una buena vida. Pero haciendo buenas obras no borra ningún pecado. Dios es santo, perfecto y solamente podemos entrar a Su presencia si no tenemos ningún pecado. Pero la Biblia dice que todos somos pecadores y destituidos de la gloria de Dios. Por eso Dios mandó Jesús a este mundo y murió en nuestro lugar para tomar el castigo que nos toca. Por eso, si doblamos las rodillas (y el corazón) ante Él, nos rendimos ante Él, confiamos en Él y confesamos nuestros pecados, dando la espalda a ellos mentalmente y físicamente, Dios borra todos nuestros pecados y nos hace dignos para entra en su santa presencia. Si haya otra camino para entrar la presencia de Dios aparte de lo que hizo Jesús por nosotros, entonces Jesús murió en vano. Es imposible entrar a la presencia de Dios por nuestros propios méritos. Solo es por Jesus.

Esto es el mensaje de la Navidad. Tal vez el mejor versículo para la Navidad es este: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Vida eterna. Nuestra seguridad. Solo por Jesús. El siguiente versículo dice así: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” Nuestros pecados iban a separarnos de Dios por la eternidad, pero vino Jesús para que Dios nos puede perdonar y aceptarnos.

Ahora, que estamos viviendo en este mundo, una vez que entregamos nuestras vidas a Jesús y pongamos toda nuestra confianza en Él, la Biblia dice que nacimos de nuevo, que somos una nueva creación y que recibimos el Espíritu Santo. Entonces por medio del poder de Dios vamos a poder hacer cosas agradables ante Él, el poder de hacer buenas obras y en verdad amar a Dios y los de más.

Pero cuando llegue él día en que estemos ante Dios, todo tiene que ver con Jesús y nada con las cosas buenas que hemos hecho en este mundo. El mandamiento más importante de Dios es que aceptemos ese regalo gratis de Su gracia que nos da por Su amor. ¿Como podemos decir que amamos a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza si rechazamos ese regalo tan precioso y costoso, quien es Jesús. Todo tiene que ver con Jesús. Él es nuestra esperanza y seguridad de vida eterna. Jesús, los apóstoles y casi todos los profetas sufrieron y murieron por seguir a Dios. Pero estaban llenos de esperanza y seguridad, seguros que Dios les ama y que iban a vivir con Dios para siempre.

Jesús enseña esto es Juan 14. En versículos 1 y 2 dice: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Y luego Jesús dice en versículo 6: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

Tu vida ahora tal vez es difícil, pero si ha entregado tu vida a Jesús, Él está contigo y puede llenar tu corazón con paz, gozo, esperanza y seguridad. Él también ha preparado un lugar para ti y va a guiarte a la presencia de Dios. Entonces cuando llegue aquel día que estemos ante Dios, no deberíamos poner el enfoque en nosotros mismos, porque por nuestros propios méritos no podemos entrar a la presencia de Dios. Solamente podemos quedarnos bien ante Él y vivir con Él para siempre por medio de lo que hizo Jesús. Hay muchos versículos que habla de esto, pero aquí pongo Tito 3:5 y 6: “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.”